Little World, Petit Monde, Pequeña Tierra... ahora se llama PARVA TERRA

.

Originalmente, como proyecto de animación, surgió como The Little Age, dado que la historia que se cuenta sucede en una antigua Era en la que sólo existen niños en el mundo.
Pero ante la posibilidad de una mala o ambigua traducción a otras lenguas (incluida la mía), opté por presentar el proyecto como Legends of the Little World (Crónicas de la Pequeña Tierra, en español).

Cuando lo presenté para Bande Dessinée, lo hice como Légendes du Petit Monde, pero en la editorial se optó por cambiar Légendes por el singular Légende.
Para asumirlo, me dije a mí mismo que era mejor así porque, aún si teníamos suerte, sólo podríamos contar la leyenda principal, sin pararnos a mostrar las supuestas aventuras que los protagonistas debían haber tenido por el mundo a lo largo de su misión en la serie de animación; 24 episodios habrían dado para contar muchas aventuras.
Así que el nimio cambio de nombre me parecía acertado.

Pero después se decidió por volver a Légendes, en plural.
Por lo que sea. Porque ahora molaba más, o algo. También me parecía bien.
Se entiende que yo cambiaba logos de portada y textos en las páginas con cada nueva idea de título que dábamos por definitiva.

Pero el camino hacia la perfección puede ser infinito.



En estas últimas semanas, y con el tomo 1 acabado desde hace meses, en lo esencial, aun se siguen debatiendo flecos como el del nombre de la serie.

Entonces en la editorial me plantearon un nuevo cambio: crear un nombre propio para el proyecto, como ya hicieran los autores de Narnia o Terabithia. Y aunque me costaba pensar en el proyecto con otro nombre que no fuese Little World, Petit Monde, Pequeña Tierra, que era como lo había conocido siempre, aun así me pareció un cambio acertado. De nuevo.

Podían inventárselo ellos, o podía crearlo yo.
Miedo me daba la primera opción. No por nada especial, me consta que son profesionales que saben lo que hacen, por suerte, pero cuando tu niño lleva años nacido, no quieres que nadie le cambie el nombre.


Entonces, me ofrecieron llamarlo por el segundo nombre que le puse.
Un nombre que había inventado para la primera versión de la contraportada, que acabó siendo rechazada por oscura y misteriosa (se supone que es un cómic para niños).
Esa contraportada iba de la mano de las guardas: en la contraportada veíamos un antiguo grabado en madera con un nombre, y en las guardas un pedazo de mapa que los protagonistas poseen, de la olvidada Era de los Dioses, y que muestra la isla en que se desarrolla el principio de la aventura.
Los lugares de ese mapa y el grabado de la contraportada estaban en latín, para crear una sensación de antigüedad y de desconocimiento del pasado en el lector. No creo que haya muchos niños que hablen latín, así que de esta manera podía darles algo que no podían entender (como mucho intuir, dado el origen latino de nuestros idiomas), pero que podían averiguar si tenían curiosidad e indagaban, ya que el latín es accesible para cualquiera.
Así, los niños reales se pondrían en el lugar de los niños de la historia que se cuenta, que deben aprender del pasado para entender su presente.

Así que en vez de inventar un idioma élfico demencialmente detallado, ¿porqué no utilizar una lengua existente tan interesante como el latín, aprovechando su desuso, y de paso culturizar un poco a los pequeños lectores, mostrándoles que la realidad esconde tantos o más misterios que las más enrevesadas ficciones?


De esta manera, el Pequeño Mundo ya no es sólo una descripción. Ahora tiene nombre propio.
Ahora se llama PARVA TERRA


Bueno, por ahora.
.

PARVATERRA Tomo 1 - Trailer

PARVATERRA Tomo 4 - Trailer

HOME Tomo 1 - Trailer